2009-05-06


Amarrar un barco bajo la lluvia, en la atmósfera gris de un puerto mediterráneo, suscita a veces una melancolía singular. Es lo que ocurre hoy. No hay sol que reverbere en las paredes blancas de los edificios, y el agua que quedó atrás, en la bocana, no es azul cobalto a mediodía, ni al atardecer tiene ese color de vino tinto por cuyo contraluz se deslizaban, en otro tiempo, naves negras con ojos pintados en la proa. El mar es verde ceniciento; el cielo, bajo y sucio. Las nubes oscuras dejan caer una lluvia mansa que gotea por la jarcia y las velas aferradas, y empapa la teca de la cubierta. Ni siquiera hay viento. Aseguras los cabos y bajas al pantalán, caminando despacio entre los barcos inmóviles. Mojándote. En días como hoy, la lluvia contamina de una vaga tristeza, imprecisa. Hace pensar en finales de travesía, en naves prisioneras de sus cabos, bolardos y norays. En hombres que dan la espalda al mar, al final del camino, obligados a envejecer tierra adentro, recordando. Esta humedad brumosa, impropia del lugar y la estación, aflige como un presentimiento, o una certeza. Y mientras te vas del muelle no puedes evitar pensar en los innumerables marinos que un día se alejaron de un barco por última vez. También, por contraste, sientes la nostalgia del destello luminoso y azul: salitre y pieles jóvenes tostadas bajo el sol, rumor de resaca, olor a humo de hogueras hechas con madera de deriva, sobre la arena húmeda de playas desiertas y rocas labradas por el paciente oleaje. Memoria de otros tiempos. De otros hombres y mujeres. De ti mismo, quizás, cuando también eras otro. Cuando estudiabas el mar con ojos de aventura, en los puertos sólo presentías océanos inmensos e islas a las que nunca llegaban órdenes judiciales de busca y captura, y aún estabas lejos de contemplar el mundo como lo haces hoy: mirando hacia el futuro sin ver más que tu pasado. En el bar La Marina –reliquia centenaria, sentenciado a muerte por la especulación local–, Rafa, el dueño, asa boquerones y sardinas. A un lado de la barra hay tres hombres que beben vino y fuman, junto a la ventana por la que se ven, a lo lejos, los pesqueros abarloados en el muelle próximo, junto a la lonja. Los tres tienen la misma piel tostada y cuarteada por arrugas como tajos de navaja, el aire rudo y masculino, la mirada gris como la lluvia que cae afuera, las manos ásperas y resecas de agua fría, salitre, sedales, redes y palangres. A uno de ellos se le aprecia un tatuaje en un antebrazo, semioculto por la camisa: una mujer torpemente dibujada, descolorida por el sol y los años. Grabada, supones, cuando una piel tatuada –mar, cárcel, milicia, puterío– todavía significaba algo más que una moda o un capricho. De cuando esa marca en la piel insinuaba una biografía. Una historia singular, turbia a veces, que contar. O que callar. Sin preguntarte casi, Rafa pone en el mostrador de zinc un plato de boquerones asados, grandes de casi un palmo, y un vaso de vino. «Vaya un tiempo perro», dice resignado. Y tú asientes mientras bebes un sorbo de vino y te llevas a la boca, cogiéndolo con los dedos y procurando no te gotee encima el pringue, un boquerón, que mordisqueas desde la cabeza a la cola hasta dejar limpia la raspa. Y de pronto, ese sabor fuerte a pescado con apenas una gota de aceite, hecho sobre una plancha caliente, la textura de su carne y esa piel churruscada que se desprende entre los dedos que limpias en una servilleta de papel –un ancla impresa junto al nombre del bar– antes de coger el vaso de vino para llevártelo a los labios, dispara ecos de la vieja memoria, sabores y olores vinculados a este mar próximo, hoy fosco y velado de gris: pescados dorándose sobre brasas, barcas varadas en la arena, vino rojizo, velas blancas a lo lejos, en la línea luminosa y azul. Tales imágenes se abren paso como si en tu vida y tus recuerdos alguien hubiera descorrido una cortina, y el paisaje familiar estuviese ahí de nuevo, nítido como siempre. Y comprendes de golpe que la bruma que gotea en tu corazón sólo es un episodio aislado, anécdota mínima en el tiempo infinito de un mar eterno; y que en realidad todo sigue ahí pese al ladrillo, a la estupidez, a la desmemoria, a la barbarie, a la bruma sucia y gris. El sabor de los boquerones y las sardinas que asa Rafa en el bar es idéntico al que conocieron quienes, hace nueve o diez mil años, navegaban ya este mar interior, útero de lo que fuimos y lo que somos. Comerciantes que transportaban vino, aceite, vides, mármol, plomo, plata, palabras y alfabetos. Guerreros que expugnaban ciudades con caballos de madera y luego, si sobrevivían, regresaban a Ítaca bajo un cielo que su lucidez despoblaba de dioses. Antepasados que nacieron, lucharon y murieron asumiendo las reglas aprendidas de este mar sabio e impasible. Por eso, en días como éste, reconforta saber que la vieja patria sigue intacta al otro lado de la lluvia.

2009-05-05

Nuestro novelista polanquino José María de Pereda dedicó una de sus grandes novelas, 'Sotileza' -diciembre 1884-, a Santander y sus hombres de mar. Los pescadores y sus marinos mercantes. Los extraordinarios cuadros de Gutiérrez Solana, el armador y el capitán, como un complemento nos recrean, nos sumergen en el tiempo de la novela.
En ese recrearse, en describirnos esos hombres de mar dedicó en su capítulo XIII un párrafo a los prácticos. Breve pero que nos permite conocer cómo era la Corporación y la manera de realizarse sus servicios. Se lee: «Las lanchas de práctico no tienen tripulantes fijos, y se echa mano de los primeros que se presentan. La remuneración es tal cual. Por un limonaje a un barco que pase de ciento cincuenta toneladas se le cobran doscientos veinte reales, de los cuales ciento son para el práctico, soldada y media para la lancha, y el resto para los marineros. Cada día entran dos prácticos de servicio, los cuales deben estar, una hora antes del amanecer, en la boca del puerto, y no pueden retirarse hasta otra hora después de anochecido. Si el servicio de estas lanchas no alcanza, avisa el práctico mayor, para los casos extraordinarios, al patrón o a los patrones que se necesiten, por riguroso turno».
Ese breve relato nos dice que la Corporación estaba compuesta por patrones y que no había servicio nocturno. La única interpretación, la inexistencia, en bahía, de un balizamiento con alumbrado.

Suscitó mi curiosidad conocer el historial del balizamiento de la bahía y a inicio de 1998 acudí a la Autoridad Portuaria en demanda de datos. Me relacioné con su presidente, en ese momento, Fernando García Pérez, que me atendió con toda generosidad y su resultado me permitió conocer que en 1882, dos años antes de la novela, existían en la bahía «ocho boyas-balizas de la Junta que señalan el derrotero de los buques dentro del puerto». Útiles para el practicaje diurno.
Para las luminosas se tuvo que esperar a un proyecto de 1906 cuando se encargó el estudio del balizamiento general del puerto: cuatro boyas para indicar la entrada a la bahía. Aprobado por R. D. de 5 de junio de 1907. Incluía la adquisición de cuatro boyas y una más de repuesto, y la construcción de una fábrica de gas que las alimentara. Estaban en servicio el 14 de mayo de 1908.

El 2 de septiembre de 1918 se aprobó el presupuesto del proyecto 'Reformado adicional al de alumbrado y conservación de boyas y balizas'.
Los prácticos completaban sus servicios. Era posible el trabajo nocturno pero la Corporación se transformaría con el relevo paulatino de los patrones por capitanes de la Marina Mercante. Esta transición se inició en el año 1909 y accedieron a la misma José Felipe Vayas y mi padre. Habían navegado, como capitanes con mando, en los buques de la Compañía Santanderina de Navegación. Para dejar constancia de la nueva composición de la Corporación se hizo, en 1910, la fotografía adjunta. Lugar, en la escalera de acceso al pabellón que tenían asignado en la Comandancia de Marina Puertochiqueña.

En cuanto he podido identificarlos, parcialmente, eran: Vicente Madariaga, práctico mayor, en el centro de la primera fila. Persona muy querida en la ciudad por los salvamentos que realizó en la bahía y fundador de una saga de descendientes que, con el tiempo, han formado parte de la misma. A su derecha, con su barba patriarcal, Ricardo Rey. A su izquierda, José D. Dañobeitia. Los otros dos, lamentándolo, no lo he conseguido. En último lugar los capitanes: José Felipe y mi padre, apoyado en el quicio de la puerta.

La Corporación aumentó hasta doce prácticos. José Felipe Vayas causó baja y la primera, compuesta por capitanes, estaba formada por mi padre, práctico mayor y le seguían, por orden de antigüedad, Indalecio Santos López, Germán del Río Sáinz, Miguel Ruano de la Sota, Carlos González Torre, Jesús Dañobeitia Alonso, Manuel Revuelta Sáinz, Miguel Cantolla Pedraja, Juan José Sánchez, Luis Fernández López, Agustín Arango Cimiano y Francisco Maza. Llegó con estos titulares hasta julio de 1936.


3 de Marzo de 2009
D. Angel Díaz de Entresotos
Patente de corso, por Arturo Pérez-Reverte

Esos barcos criminales, etcétera


La peripecia del Ostjedik –el holandés que anduvo de Camariñas a Vivero con su carga echando humo– terminó bien. Hubo suerte: soplaba viento sur. Con norte o noroeste duro, el final no habría sido tan feliz ni barato. Aunque barato no sea el término adecuado para los armadores, que irán a los tribunales para averiguar por qué deben pagar ellos cuatro remolcadores que no pidieron, así como el espectáculo taurino musical que se montó en torno a lo que no era sino incidente menor, de los que ocurren todos los días en el mar; pero que, tratándose de costa gallega y española, se convirtió automáticamente en alarma general, pasto de bocazas indocumentados y apertura de telediarios. Conclusión: seguimos sin aprender, sobre siniestros marítimos, una puñetera mierda. Ni siquiera lo elemental: que no es el alcalde o el ecologista de turno quien debe explicar en la tele lo que ocurre, sino que son Marina Mercante y Salvamento Marítimo, y sobre todo un ministro de Fomento informado y responsable –ni aquel nefasto Álvarez Cascos de antaño ni la malencarada y desagradable Magdalena Álvarez de ahora– quienes tienen la obligación de dar la cara, en vez de torear a la gente según la música electoral de cada momento. Para eso, claro, hace falta que la ministra y el director de la Marina Mercante se asesoren con quienes conocen el asunto. El problema es que Marina Mercante no está en manos de marinos: los tienen ahí para coger el teléfono, y no para opinar. Y cuando opinan, es para decir lo que su director general o la ministra quieren oír. Se trata de cobardía política, como de costumbre. Eso convierte cada incidente naval en un espectáculo y un disparate: nadie cuenta las cosas como son. Nadie dice que el tráfico mercante en la costa gallega pasa a 40 millas de ésta, pero que los mismos barcos navegan frente a Ouessant, en Francia, a 15 o 20 millas, y por el Canal de la Mancha a menos de una milla del cabo Gris Nez. Nadie dice tampoco que en España, pese a recibir por mar, como el resto del mundo, el noventa por ciento de los productos necesarios para la vida diaria, los intereses marítimos no existen, los armadores han sido criminalizados hasta el insulto, todo barco mercante se asocia con la palabra pirata, y al menor incidente, los políticos y la prensa entran a saco. Eso no ocurre sólo aquí, por supuesto; pero en este paraíso de la demagogia y la estupidez, los efectos son más graves. Un ejemplo de nuestra hipocresía son los petroleros. Las grandes compañías controlan la extracción y poseen refinerías y gasolineras, pero del transporte se lavan las manos. Sus flotas han desaparecido por tener mala prensa, y ahora es el armador griego Kútrides Tiñálpides, o como se llame, quien se come el marrón. Y así, cada buque, petrolero o no, arrastra una leyenda siniestra, abucheado por quienes se benefician pero no quieren saber nada. Un caso elocuente es el del Sierra Nava. Ese barco pertenece a la Marítima del Norte, naviera seria que siempre luchó por mantener el pabellón español en sus barcos, hasta que por falta de apoyo no tuvo más remedio que abanderarlos en Panamá, como todo cristo. Y resulta que el Sierra Nava, fondeando en Algeciras donde le indicó la autoridad portuaria, garreó con temporal de Levante –cosa que les pasa a los barcos de vez en cuando–, yéndose a la costa con un vertido de gasóleo ni de lejos equiparable al crudo del Prestige. En cualquier caso, para establecer responsabilidades están los tribunales. Sin embargo, antes de investigarse nada, cuando llegó allí la ministra Álvarez –que de barcos no tiene ni puta idea, pero iba rodeada de periodistas–, lo primero que dijo fue que a los armadores del Sierra Nava les caían 600.000 mortadelos de multa y otros tantos de fianza, por la patilla. Eso antes de que nadie investigara lo ocurrido, para tapar la boca al personal, y por si acaso. Porque en España, todo barco, sin distinguir entre un armador honorable o cualquier desaprensivo que mueva chatarra flotante, es sospechoso sólo por estar a flote. Su capitán, culpable fácil. Y su armador, pirata malvado o primo que paga. Y ahí seguimos. Con la ministra de Fomento arreglando el mar a la medida de su competencia e intelecto. Dentro de poco, frente a la costa gallega o cualquier otra, un capitán en apuros pedirá de nuevo refugio para su barco, y otra vez empezará el vergonzoso espectáculo. No quisiera verme en los zapatos de ese capitán. Cualquier político español prefiere un barco hundido, lejos, a verlo a flote cerca de un pueblo donde se vota. Hasta son capaces de hundirlo ellos, como al Prestige.


2007-04-25


NUEVO PLANETA
Descubren un planeta «habitable» similar a la Tierra
El astro reúne las características que "permiten imaginar la existencia de una eventual vida extraterrestre"


Recreación artística del planeta habitable descubierto fuera del Sistema Solar. /ESO Publicidad OAS_AD('Position3');

Es soleado (lo alumbra la estrella Gliese 581), exterior (está fuera del sistema solar) y es perfectamente habitable, aunque no está aún bien comunicado. Se trata de un nuevo planeta "de tipo terrestre" que un grupo de científicos acaba de descubrir.
Los astrónomos del Observatorio de La Silla (Chile) han descubierto un planeta "de tipo terrestre habitable", capaz de alojar vida extraterrestre, en un sistema planetario fuera del Sistema Solar, según un estudio que aparecerá el jueves en la revista Astronomy and Astrophysics.
Este 'exoplaneta', que orbita alrededor de la estrella Gliese 581 (G1 581), a 20,5 años luz de la Tierra, es el primero de los cerca de 200 de su tipo que "posee, a la vez, una superficie sólida o líquida y una temperatura similar a la de la Tierra" y es también el más ligero, según los astrónomos.
El astro reúne las características que "permiten imaginar la existencia de una eventual vida extraterrestre", según destacó a través de un comunicado el Centro Nacional de la Investigación Científica (CNRS), participante en el descubrimiento junto con investigadores del Observatorio de Ginebra y del Centro de Astronomía de Lisboa.
Características similares a la Tierra
La temperatura media de esta "súper Tierra es de entre 0 y 40 grados centígrados, lo que permite la presencia de agua líquida en su superficie", según el principal autor del estudio, Stephane Udry, quién destacó que "su radio sería 1,5 veces el de la Tierra".
Udry, que pertenece al equipo de Ginebra, describió su superficie como "rocosa" (como en la Tierra) o "cubierta de océanos" y estableció que posee una gravedad 2,2 veces superior la de la Tierra, mientras que su masa es bastante débil, cinco veces menos.
El exoplaneta, que orbita en 13 días alrededor de la estrella Gliese 581, fue descubierto a través del telescopio 'Harps', de 3,6 metros del European Southern Obersvatory (ESO), en el Observatorio de La Silla, situado en Chile.

2007-03-18


Los remolcadores no consiguen reflotar el carguero varado en la ría de Suances


Tras dos intentos fallidos, hoy se aprovechará una mejor pleamar


El buque Explorer, varado desde el viernes en la desembocadura de la ría de San Martín (Suances), no pudo ser reflotado ayer por los dos remolcadores destinados a la zona, que lo intentaron en un par de ocasiones. El barco, con bandera de conveniencia y que se dirigía a Casablanca (Marruecos), está cargado con 1.600 toneladas de carbonato sódico, procedentes de la empresa química Solvay.A las dos de la madrugada de ayer, aprovechando la marea alta, se intentó liberar el casco, hundido más de un metro en la arena, pero no se consiguió. Posteriormente, a las 15 horas, aprovechando una nueva pleamar, los remolcadores consiguieron girar el barco, aunque no lo suficiente como para liberarlo. Carga no tóxicaEstá previsto que hoy, domingo, se retomen las labores de reflote aprovechando una pleamar mejor, según informó la Delegación del Gobierno. Si se consigue, el barco, de 82 metros de eslora y 11 metros de manga, atracará en el puerto de Santander para ser revisado.Los siete tripulantes, de nacionalidad polaca, no necesitaron atención médica y en ningún momento existió riesgo de perder la carga, ya que el casco del buque, que acababa de dejar el puerto de Requejada (Polanco), no sufrió daños. El carbonato sódico no está considerado como una sustancia tóxica.

2007-03-07

LAS TEMPORAS Y LA IGLESIA

Las témporas tienen su origen, según parece, en las fiestas paganas (pero con carácter religioso) que celebraban los romanos a principios de la recolección, de la vendimia y de la sementera; la Iglesia las elevó y santificó con fines espirituales.

El fin principal que se propone la Iglesia en ese tiempo era rogar a Dios, a fin de conseguir buenos y santos sacerdotes, sin dejar de pedir perdón por los pecados cometidos y lograr su bendición sobre los frutos del campo y dar gracias por las mieses recogidas.

La Iglesia suele ordenar a sus ministros los Sábados de cada una de las témporas y el Sábado de Pasión. Si hubiera una causa proporcionada puede el Obispo ordenar en cualquier fiesta de precepto.

A muchos fieles se les pasa por alto el sagrado tiempo de las témporas y no le dan mucha importancia.

Cuatro son las témporas del año eclesiástico:

TEMPORAS DE INVIERNO, Miércoles, Viernes y Sábado después del tercer Domingo de Adviento.

TEMPORAS DE PRIMAVERA, los mismos días después del primer Domingo de Cuaresma.

TEMPORAS DE VERANO, los mismos días de la semana de Pentecostés, y suelen llamarse témporas de la Santísima Trinidad, por caer antes de esa fiesta.

TEMPORAS DE OTOÑO, los mismos días (Miércoles, Viernes y Sábado) que siguen al 17 de Septiembre, y se llaman de San Mateo que cae el 21.

El Sábado de témporas es el día principal, por ser el día en que solían tener lugar las ordenaciones de los ministros de la Iglesia.

El año litúrgico o eclesiástico empieza el Domingo más cercano al 30 de Noviembre y puede caer del 27 de Noviembre al 3 de Diciembre. Este es el primer Domingo de Adviento y le seguirán otros tres.


JL Saura López
Santander, 6 de Marzo de 2007

2007-02-07


El Palacete del Embarcadero acoge hoy la presentación de la exposición “NorthSouthEastWest”

NorthSouthEastWest, la impactante exposición fotográfica del British Council sobre el cambio climático, llega a Santander donde se expondrá en el Palacete del Embarcadero. Esta muestra se incluye dentro de la iniciativa ZeroCarbonCity, una campaña global impulsada por el British Council para incrementar la concienciación sobre el cambio climático.

Santander 25-01-07. Diez de los más prestigiosos fotógrafos de la agencia Mágnum han sido los encargados de obtener imágenes en doce localizaciones distintas para ilustrar, no sólo los impactos del cambio climático, sino también las soluciones que se están poniendo en marcha para reducir las emisiones de carbono en diferentes rincones del planeta.

Los resultados son impactantes. En muchos países pueden contemplarse imágenes de efectos climatológicos extremos, desde la pérdida de espesor de las capas de hielo árticas a la retirada de los glaciares pasando por la pobreza de la calidad del aire en las ciudades, la falta de agua potable o los impactos en la biodiversidad.

No obstante, al mismo tiempo también se han plasmado imágenes de soluciones innovadoras que ilustran la utilización eficaz de la energía, el cambio del carbón al gas, la utilización de transportes públicos eficientes, la captación de carbono y su almacenamiento, la compensación de las emisiones de gases, el comercio de emisiones.

Cuándo y dónde

NorthSouthEastWest – Del 25 de enero al 18 de febrero en el Palacete del Embarcadero. Inauguración el 25 de enero a las 19.30 h.
Información complementaria

Para más información sobre NorthSouthEastWest y el resto de los eventos de ZeroCarbonCity, contacte con Belén Fortea, Coordinadora de Ciencia del British Council, en el teléfono 913 373 558, en belen.fortea@britishcouncil.es o visite la web de ZeroCarbonCity http://www.cambioclimatico.britishcouncil.es